Conoce a Margiori
- Kim Núñez Cuz
- 2 oct 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 3 ago 2023
Vengo de una familia católica, mi padre murió cuando yo tenía 11 años pero desde que yo estaba muy pequeña él se fue a vivir a otra ciudad, por lo que no tuve esa figura paterna en casa y siempre eso represento un vacío en mi corazón.
Cuando tenía 15 años una amiga cristiana me invito a su iglesia, yo acepté ir solo porque me sentía sola y quería hacer amistades, creo que desde entonces ya Dios tocaba a mi puerta pero un tiempo después de haber asistido me aleje y deliberadamente practicaba el pecado, por ejemplo tenía sexo fuera del matrimonio (fornicación), era mentirosa, era egoísta y engañaba.
Al poco tiempo mi madre murió y sentía como mi vida terminaba también, no le encontraba sentido a mi existencia, a nada. Un día mientras me ahogaba en toda mi tristeza una chica (hoy día una gran amiga) llevaba una Biblia y comenzó a hablarme de Jesús, al final esta chica extiende una invitación para una actividad de jóvenes en su iglesia, así que decidí ir, ya no tenía nada más que perder, llegué a aquel lugar no esperando mucho pero con el corazón destrozado, estaba cansada de buscar un camino que me condijera al descanso, a la felicidad, pero nada funcionaba.
A los minutos de estar en aquel lugar, con un corazón abatido, recuerdo haber dicho “Jesús, aquí estoy, no sé si puedes hacer algo pero aquí estoy“. Ese día algo cambió, puedo recordar cada segundo en el que sentí como Jesús transformaba mi corazón, como sanaba mis heridas y como encontré ese amor que no creí tener en Él, un amor más grande que el que pude haber tenido o llegado a imaginar, ahí estaba Jesús, dándome una segunda oportunidad -o quizá la vigésima porque no sé cuántas veces tocaría mi puerta de diferentes maneras y yo simplemente ignoré- yo me arrepentí de cada uno de mis pecados, lo que significa que no volví a practicarlos, entregué por completo mi vida a Jesucristo y sigo viendo en mi vida y en las vidas de quienes lo siguen cuan maravilloso es Él.
Hoy me siento y vivo diferente, no significa que como cristiana todo sea perfecto, significa que ahora tengo la certeza de que Jesús va delante de mí librando cualquier batalla en la que Él ya es vencedor conforme a que ha resucitado después de haber muerto en aquella cruz por mis pecados, por eso te comparto este mensaje, para que personas como tú también sepan que en Él hay esperanzas y que Él solo está esperando un “aquí estoy, Jesucristo“ desde lo profundo de tu corazón.
No sé de qué lado te encuentres en este momento, quizá sumergido en una difícil situación o haciendo lo imposible por encontrar esa paz y felicidad, pero que sepas que Jesús está esperando por ti, te invito a que abras tu corazón a Él, y estoy segura que esto será algo de lo que jamás te vas a arrepentir.
Dios les bendiga.
- Margiori.
Comments